16 de septiembre de 2016
Fuente: elcomerciodigital.com
Un equipo multidisciplinar de científicos, liderados por la Universidad de Oviedo, ha diseñado robots biomédicos para el estudio de enfermedades raras, neurodegenerativas e incluso el cáncer.
Esta nueva herramienta, que combina matemática, estadística y computación, ya está siendo aplicada a la leucemia linfocítica crónica, la esclerosis lateral amiotrófica y una patología muscular muy infrecuente, según ha explicado la Universidad en un comunicado.
Además, la metodología puede resultar de ayuda para la búsqueda de medicamentos huérfanos, nuevas dianas terapéuticas y la elección de fármacos personalizados.
El profesor del grupo de Problemas Inversos de la institución académica asturiana Juan Luis Fernández Martínez ha explicado que estos robots permiten predecir fenotipos -la expresión de la información contenida en los genes en función de un ambiente determinado- tanto en investigación clínica como traslacional.
Un robot biomédico es el conjunto de herramientas de matemática aplicada, estadística y ciencias de la computación capaz de aprender dinámicamente de datos complejos, conocidos con el término de big-data, y de ayudar a los médicos a tomar decisiones y a plantear tratamientos personalizados en función de las necesidades de cada paciente, la denominada medicina de precisión.
"Se trata de simplificar la complejidad y de hacer el big-data pequeño. Cuando uno comprende el problema hallando las variables que lo describen, todo se hace más sencillo", ha afirmado Juan Luis Fernández.
Este grupo de investigación ha aplicado estos robots a tres enfermedades concretas: la leucemia linfocítica crónica, la miositis por cuerpos de inclusión, y la esclerosis lateral amiotrófica.
En el caso de la leucemia, los resultados han mostrado la importancia de la Lipoproteína lipasa, una enzima que descompone los triglicéridos en ácidos grasos libres y glicerol.
Para la miositis, un trastorno degenerativo inflamatorio de los músculos, los investigadores han descubierto la importancia de varios genes y la influencia de diferentes virus y bacterias en la génesis de esta enfermedad autoinmune, de forma que el sistema inmunitario confunde las proteínas propias con las generadas por el invasor.
Finalmente, en el caso de la esclerosis lateral amiotrófica, los robots han sido capaces de determinar la importancia de un grupo de proteínas -las caspasas- que controlan el mecanismo de muerte celular programada y que en modelos animales transgénicos se han relacionado también con la mutación del gen SOD1.
Todos estos hallazgos, ha precisado el profesor de la Universidad de Oviedo, necesitan confirmación y refrendo clínico.