5 de Mayo de 2014
Fuente: www.laverdad.es
La sensación de no poder dar un paso más con uno de sus pies durante un viaje de ocio, activó la alarma en la mente de la ilicitana Nieves García Berenguer que enseguida vio reflejada en aquella situación la sombra de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Su madre, Nieves Berenguer, que fundó la delegación de Adela-CV en Elche en 1993 y fue presidenta de la misma, padeció esta patología neurodegenerativa durante 18 años y también su abuela, por lo que su caso está clasificado como una de las pocas ELA familiares.
García, actual presidenta de la Asociación Valenciana de Esclerosis Lateral Amiotrófica, es una de las afectadas por la enfermedad que participa en la investigación pionera a nivel estatal que está llevando a cabo el grupo de investigación Ecografía y Morfo-Densitometría Preventiva de la Universidad Católica de Murcia (UCAM).
Se trata de un estudio para acelerar el tiempo de diagnóstico y evaluar los tratamientos en la esclerosis lateral. El profesor de Anatomía Humana e Imagen Biomédica Jacinto Javier Martínez, también ilicitano, lidera este proyecto , con el que pretende ampliar el conocimiento de la comunidad científica sobre lo que ocurre a nivel muscular y nervioso en el desarrollo de la enfermedad, a través de la ecografía neuromuscular, «una herramienta inocua, invasiva e indolora, que no emite radiación».
Martínez, que es también fisioterapeuta y tiene a un familiar afectado, explica que este aparato no se utiliza actualmente en el proceso diagnóstico de la enfermedad y que en la mitad de los casos, «desde que el paciente empieza a notar los primeros síntomas hasta que el médico certifica la enfermedad transcurre un año».
Un plazo demasiado largo, a juicio del especialista, quien resalta que con la ecografía sí se puede medir la degeneración en el sistema neuromuscular que provoca la ELA caracterizada por la pérdida de superficie muscular y nerviosa y así lograr diagnosticarla de forma precoz.
Cuarenta enfermos de Adela-CV participan en este ensayo clínico, que evalúa esa pérdida de masa muscular y nerviosa, en áreas relacionadas con la enfermedad como el cuello y las extremidades, un total de seis veces en cada paciente, con una ecografía cada dos meses en el domicilio del propio afectado. Sus datos se comparan con un grupo de personas sanas, con edades comprendidas entre los 50 y 70 años.
El estudio, según el profesor, está concluyendo una primera fase de toma de muestras, aunque seguirá abierto a la participación de más enfermos. Los resultados obtenidos hasta ahora, tal y como comenta, revelan que el análisis minucioso del sistema neuromuscular en los afectados de ELA «permite relacionar su comportamiento con otras variables que en conjunto puedan ofrecernos información sobre la velocidad a la que la afectación pueda propagarse en cada caso».
Uno de los hallazgos más interesantes, tal y como indica, es que en extremidades aún asintomáticas para el afectado a través de la ecografía se observan signos de afectación de su sistema neuromuscular, «en concreto, una disminución del calibre del nervio, una ligera atrofia muscular con infiltración grasa y formación de tejido fibrótico acompañada en ocasiones de fasciculaciones». Con lo cual, la enfermedad podría detectarse de forma precoz. Pero, además, podría evaluarse la eficacia de los tratamientos mediante dicha prueba, según evolucionase la afectación.
La presidenta de Adela-CV resaltó la importancia de la investigación sobre la ELA, pero no tanto la centrada en buscar el origen de la enfermedad, sino este tipo de ensayos clínicos. Reclamó a la comunidad científica que apueste más por estos estudios por la trascendencia que tienen «en nuestra calidad de vida», dijo.
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