31 de Agosto de 2017
Fuente: infotiti.com
La Esclerosis Lateral Amiotrófica y el Alzhéimer tienen en común una categoría, ambas son enfermedades neurodegenerativas, pero, claro, también tienen en común procesos que las hacen pertenecer a esa categoría.
En ambas enfermedades los síntomas están causados por el deterioro y muerte de células del sistema nervioso. El tipo de neuronas que muere y la localización difiere, de ahí ambas sean enfermedades esencialmente diferentes.
Un reciente estudio, publicado en la revista Science Translational Medicine, se fijó en los mecanismos comunes, no en las diferencias y el resultado es que ya hay un ensayo clínico en marcha para probar la eficacia de un fármaco que protege a las neuronas del daño causado por estas enfermedades.
Los investigadores se apoyaron en estudios previos que habían hallado que una proteína, denominada cremallera de leucina dual (DLK) estaba involucrada en varios procesos que dañaban las células nerviosas.
Específicamente, DLK es necesaria para la activación de una enzima, denominada quinasa c-Jun N-terminal (JNK), que interviene en la respuesta al estrés de las neuronas.
Cuando los investigadores analizaron los niveles de DLK y JNK en modelos animales y en enfermos de ELA y alzhéimer, encontraron que había una activación de ambas proteínas en el sistema nervioso central en las dos enfermedades.
Más interesante aún: cuando genéticamente se inhibió la codificación de DLK se protegió a los animales de la muerte neuronal, evitando el deterioro funcional. Faltaba ver si un fármaco podía hacer lo mismo.
Y sí que pudo, aunque no de forma tan espectacular. La inhibición farmacológica de DLK en animales disminuyó la respuesta patológica que tienen en estas enfermedades las neuronas y, además, generó beneficios funcionales.
Lo anterior fue suficiente para que Genentech, la farmacéutica miembro del Grupo Roche que financia este estudio, ya haya iniciado un ensayo clínico de fase I del cual aún no se tienen muchos detalles.
Esta aparente rapidez en la aplicación de los resultados preclínicos está sustentada, en parte, en que el mecanismo que van a atacar es considerado relativamente seguro como diana terapéutica.
La otra realidad es que estamos hablando de dos enfermedades gigantes, sin tratamiento curativo en el mercado y con opciones terapéuticas más que escasas e insuficientes. Oportunidades como estas no pueden pasar desaprovechadas.