24 de Septiembre de 2018
El Instituto de Salud Carlos III ha aprobado la financiación para llevar a cabo la segunda fase de un ensayo pionero de terapia celular con el que el Instituto de Neurociencias de Alicante persigue frenar los efectos de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
Aunque la solicitud que presentó a la presente convocatoria este centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) era de aproximadamente medio millón de euros, la ayuda aprobada por el organismo estatal -que sufraga ensayos clínicos sin fines comerciales- ha sido de 309.100 euros.
No obstante, según reconocía este jueves el director del Instituto de Neurociencias y responsable del ensayo, Salvador Martínez, «esto nos anima a seguir adelante y a solicitar los permisos a la Agencia Española del Medicamento, imprescindibles ya que todo ensayo clínico debe estar validado por este organismo para ser aplicado en humanos»
Martínez aseguró que continuarán con el programa previsto inicialmente, ajustándose al presupuesto o buscando nuevas líneas de inversión complementarias.
La terapia en la que Martínez y su equipo -compuesto por una decena de investigadores- trabajan desde hace dos décadas, consiste en la inyección intramuscular de células madre de la médula ósea del propio paciente.
El primer ensayo en laboratorio se llevó a cabo en un modelo animal y durante la Fase Clínica 1 probaron durante un año con una veintena de pacientes de ELA, «obteniendo resultados muy esperanzadores», según Martínez.
Durante esta Fase Clínica 2, que se llevaría a cabo durante tres años en el Hospital General de Alicante, Hospital de San Juan y Virgen de la Arrixaca, de Murcia, los investigadores pretenden tratar a un centenar de pacientes con el mismo método para demostrar definitivamente que es una terapia «elegible» y que produce un beneficio. En caso de éxito, permitiría ampliar el tratamiento a los 900 nuevos pacientes de ELA que se diagnostican cada año en España, con el fin de detener la parálisis progresiva de los músculos.
El fin último de este estudio es detener el progresivo deterioro del aparato motor, que acaba causando la muerte del paciente. En concreto, estas se trasplantarían al músculo tibial, situado delante de la espinilla y que sirve para levantar el pie; y también en los de la mano, donde la pérdida de fuerza en la enfermedad es clínicamente muy evidente. Las células madre adultas de la médula ósea actúan como protectoras y evitan la muerte de las neuronas motoras (llamadas motoneuronas al ser las responsables del movimiento de los músculos), con el añadido de que no hay rechazo porque las células trasplantadas provienen del propio paciente.
Este proyecto científico ha sido ampliamente respaldado por la sociedad, como lo refleja que el pasado mayo sumara 627.000 firmas, que se presentaron en el Congreso de los Diputados para exigir que se dotara de recursos al Neurociencias.
La primera fase de investigación básica también fue financiada durante años por programas del Gobierno de España, la UE y la Red Española de Terapia Celular, así como por donativos de fundaciones como Diógenes y Rotary Illice.